Hace unos tres años, mientras me preparaba para hacer las prácticas como comunicadora, se me pidió realizar un ensayo para evaluar la pertinencia de mi vinculación con la oficina en la que desarrollaría mi labor. Es una impronta del pasado que hoy quiero compartir...
La vida es una escuela y un campo laboral para administrar el mundo.
Por Claudia P. Marroquín J.
“La gente que nunca
hace más de lo que se le paga,
nunca obtiene pago por
más de lo que hace.”
Elbert Hubbard
Volver a la
Universidad después de casi 20 años, no es propiamente un acontecimiento
fortuito. Alguna vez, en esos tempranos años de la juventud, en medio de una
búsqueda constante y después de vivir intensamente un período académico de alta
exigencia y un diversificado campo de exploración, quedó fijado como un trazo
inequívoco, la ruta de acceso para un proyecto de vida que involucraba entre
otras cosas, el ámbito académico.
Hoy estoy asumiendo
con muchísimo entusiasmo el proceso de saberme ávida de conocimiento y de
querer cerrar un ciclo que muy seguramente será la llave para abrir otros más
que anhelo vivir.
No es posible para mí
concebir la vida sin constantes retos. Una vez las circunstancias de la vida me
llevaron a formar una familia y asumir la crianza de mis hijos, debí tomar
decisiones con respecto a la manera en que quería educarlos sin perder el
contacto con el mundo y la manera de desempeñarme dentro de él. Desde entonces, una de las primeras lecciones
estuvo centrada en la organización de mis actividades y tareas en torno a los
objetivos y metas propuestas.
Diseñar un proyecto de
vida familiar, no deja de lado el contar con nuevos actores, circunstancias y
contextos que se van dando en el intento de hacer el camino. Así,
mis hijos nutrieron el panorama al permitirme desarrollar en primera
instancia la responsabilidad gozosa de quien provee vida pero debe dejarse
guiar por el espíritu de consecuencia, es decir, de la capacidad de sembrar en
el día a día una gran dosis de energía, estimulación, amor, tiempo y
fundamentalmente mucha paciencia, para realizar en los niños la mejor siembra
en todos los campos. Al compás de esta marcha, se van incorporando una serie de
actividades, personas, empresas y experiencias que deben ser adaptadas al
contexto de ser madre y esposa en un equilibrio de componentes que consoliden
buenos resultados.
Tengo la certeza, por
lo tanto, luego del ejemplo de mi madre que asumió forzosa pero eficazmente las labores de una casa y
que hoy en día es una gran administradora de propiedad horizontal y de mi
propia experiencia, que quien sabe administrar un hogar, puede
perfectamente administrar campos más amplios
e incluso liderar significativos procesos y proyectos en cualquier
organización que trascienda al mundo.
Parto de esta premisa,
para compartir algunos momentos de mi vida laboral que así lo sustentan.
En primer lugar, es
necesario generar experiencias de campo para conocerse a sí mismo y desarrollar
las habilidades básicas para cumplir la misión personal, pero a la vez
ejercitarse en la toma de decisiones, en las formas de interacción y en la
asertividad y control emocional que demanda un proyecto de vida.
En ese sentido, una de
mis más preciadas vivencias, estuvo enmarcada por la gerencia de “Provirtual”, una
pequeña empresa que surgió de una sinergia maravillosa, entre tres familias que
quisimos vivir la aventura de aprovechar la crianza de los pequeños, para crear
personajes e historias infantiles en
torno de una propuesta televisiva. El buen desempeño del trabajo en equipo,
permitió que se pudiera realizar un proyecto audiovisual, con un buen piloto,
en el que pudimos aprovechar nuestros talentos y aptitudes y ponerlo a prueba
con nuestro propio público infantil. En este proyecto fue menester invertir una
alta dosis de creatividad para diseñar, en primer lugar una estrategia que nos
permitiera llevar a cabo el proyecto, sin invadir los espacios íntimos y poder
construir un espacio cómodo pero con la independencia para trabajar en un
planeado circuito de tiempos con cada familia. Una de las lecciones aprendidas
estuvo centrada en el manejo de las emociones, que no siempre se podían
neutralizar y requerían de mucha fortaleza mental para tomar decisiones
apropiadas en cada dificultad que se presentaba. Otra lección que dejó una gran
huella, fue la de advertir la necesidad de prepararse adecuadamente en las
áreas que son asignadas o asumidas libremente, en aras de un excelente
desempeño. En ese caso, haber aceptado gerenciar la empresa nueva, me involucró
con una serie de exigencias ante el estado colombiano, en cuanto a la
conformación y creación legal de la misma, el manejo financiero de nuestro
sueño y la desconocida región del mercado al cual nos dirigíamos. Más allá de
lo que pudimos lograr comercialmente, quedaron grandes certezas de nuestras habilidades y
destrezas que se vieron reflejadas en un producto de excelente calidad, con
canciones, guiones y un trabajo manual artístico en títeres y escenarios que
fueron fruto de un gran trabajo en equipo, donde desempeñamos varios roles y
pusimos a prueba nuestra capacidad de emprendimiento. Todos entregamos el 100%
sin pensar en un sueldo, pero con la certeza de que el esfuerzo y la calidad en
la acción, traería frutos apreciados para nuestro entorno y compensaría el
sacrificio.
En segundo lugar, debo
resaltar una experiencia de trabajo independiente con una red de mercadeo
internacional, en la que me desempeñé por un buen tiempo con resultados
satisfactorios, tanto por la efectividad como por la formación personal que
demandó el proceso.
Trabajar el network
marketing, en Colombia, cuando apenas se estaba conociendo esta modalidad de ingresos,
representó abrir la brecha y ser en más de una ocasión pionera para preparar la
siembra de muchos otros proyectos y productos que entraron al país enseñando a
construir redes humanas y novedosos
planes de compensación para reflejar los frutos del esfuerzo. Un nuevo ciclo de
capacitación se abrió en mi vida, para lanzar un plan de acción y llevar a cabo
actividades acordes a la propuesta de la multinacional.
Investigar acerca del
producto, las necesidades reales de la gente y estudiar el material
proporcionado por la empresa, fue una primera instancia, antes de participar de
una dinámica social muy amplia en la que debía contactar, transmitir persona a
persona, y en otras ocasiones a grupos,
una información diseñada para cada
perfil. Por primera vez supe de
la importancia de reconocer en la comunicación no verbal, en la espontaneidad y la autenticidad con la que incluso nos vestimos y en la magia de la palabra, un
universo de símbolos y significados que abren o cierran puertas, posibilidades de
contactar y sacar lo mejor de cada quien. Entendí que todo en esta vida es
negociable, y que la única fórmula para no violentar mi filosofía de vida y por
el contrario, dejar un aporte valioso a la sociedad, es la del
“gana/gana”. Una vez acepté prepararme
y ejercitarme con los contactos que hacía, vi crecer mi equipo de trabajo y
comprender la trascendencia de una comunicación clara y oportuna alrededor de
unas reglas de juego que debían ser respetadas por todos. Las lecciones en este
período, estuvieron centradas en la necesidad de un mejor manejo de las
relaciones humanas, y la imperiosa exigencia del manejo del tiempo, reflejado
en una agenda que pudiera integrar mi vida de hogar con los compromisos y
tiempos previstos. Saber decidir sobre lo importante y lo urgente, y ser cada
vez más puntual en mis citas, como señal de respeto e interés, fueron algunos
de los puntos que tuve incorporar a la escuela de la vida de la que ya era
alumna.
Y en tercera lugar, y
desde el aporte que afianzó mi interés por integrar las habilidades y
competencias personales con la actividad investigativa y académica en
comunicación, debo mencionar la experiencia vivida con “Tiempo de Cine”, que
junto a otras empresas de menor significación, me permitieron constatar que el
proyecto de vida estaba evolucionando y madurando hacia otra etapa.
En Bogotá, fui llamada
y seleccionada por “Tiempo de Cine” para firmar un contrato que me involucraba
en la producción y realización de un programa infantil, en el cual debía
fundamentalmente interpretar la voz de uno de los personajes principales. Dado mi interés por el proyecto, terminé
participando en otras funciones que me conectaron de nuevo con el mundo de la
producción audiovisual. Tal vez experimenté la necesidad de entregar de una
forma muy significativa, en concordancia con el “bien ser” y el “bien hacer”,
antes que con la sola aspiración a una cantidad de dinero por la interpretación
de mi voz. El aprendizaje para mí y el aporte de ideas que hice para el
proyecto, me dejaron no sólo el reconocimiento y las buenas referencias, sino
la profunda necesidad de seguir estudiando, investigando y escribiendo. Paralelamente
a este proyecto, pude grabar un segundo disco, con 12 temas compuestos e
interpretados por mí. Esta última experiencia fue una cosecha de muchas
acciones previas que me permitieron plantear un proyecto, planificar cada etapa
de producción musical y desarrollar un plan de acción que aun me tiene
comprometida como comunicadora innata, en la gestión y prácticas para circular
el producto cultural que fue creado. Hoy en día, esta última instancia hace
parte de mi trabajo de grado, que ha significado realizarme como investigadora
en un área que no sólo me será útil como artista, sino que espero poder
compartir con muchos otros cantautores del país.
En conclusión, he
podido constatar que la mejor maestra para orientar y construir mi propio
proyecto de vida, ha sido la vida misma.
Sin importar en qué lugar o espacio me tendré que desenvolver, he de tener siempre como norte el descubrimiento de mí misma en todos los aspectos y el deseo de desarrollar, estimular y compartir todas las demás fortalezas y aptitudes que me fueron dadas.
Sin importar en qué lugar o espacio me tendré que desenvolver, he de tener siempre como norte el descubrimiento de mí misma en todos los aspectos y el deseo de desarrollar, estimular y compartir todas las demás fortalezas y aptitudes que me fueron dadas.
Considero finalmente,
que los fracasos, limitaciones y dificultades que me han sido puestos en el
camino y que ahora sé que jamás se irán mientras sea alumna de la vida y sea necesario superar cada
lección, hacen parte del día a día y no pueden condicionar la entrega en
cada objetivo propuesto.
Por el contrario, la vida misma, mi más apreciada maestra, me ha mostrado cuan ignorante soy, pero a la vez, como lo expresaba Iván Pavlov, cuanto he podido penetrar en los misterios que rigen los hechos de nuestra humanidad, y cuanto valoro lo que aun nos está dado hacer por ella. Impactar positivamente en el mundo, es parte de lo que sostiene la responsabilidad de administrar la parte que nos ha sido asignada. Eso creo.
Por el contrario, la vida misma, mi más apreciada maestra, me ha mostrado cuan ignorante soy, pero a la vez, como lo expresaba Iván Pavlov, cuanto he podido penetrar en los misterios que rigen los hechos de nuestra humanidad, y cuanto valoro lo que aun nos está dado hacer por ella. Impactar positivamente en el mundo, es parte de lo que sostiene la responsabilidad de administrar la parte que nos ha sido asignada. Eso creo.
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